Ella misma
Ella pasea por los humedales.
Si la miran, la verán pasar.
Cuando hay una flor se detiene a disfrutarla.
Cuando no, deja una gota de leche para que florezca.
En el lodo que recorre
están postrados los rostros de mujeres humilladas.
Levanta un occipital, un maxilar, un frontal izquierdo.
Rearma cráneos y les da pensamientos de libertad.
Que su madre y que su abuela,
según dicen, están ahí.
Que hasta que las encuentre los pedacitos
ella irá muriendo los días un poquito de a poco.
Que cuando estén reconstruidas,
les dará un soplo de beso que nunca hubo,
y se dedicará a vivir la vida en paz.
Así dice ella de ella misma:
me dedicaré a mí cuando deje de ser yo.
Va. Llanquin
Sábado 29 de diciembre de 2007